Había dejado transcurrir mucho tiempo desde que entendí que debía acudir al encuentro. Pero las inexorables cadenas del destino, le llevan a pesar de uno, a los impostergables encuentros de nuestras vidas. Aunque uno no lo quiera, así es.
Lo que más me impresionaba al inicio de la experiencia, era sentir la GENEROSIDAD de la civilización mesoamericana representada en esa familia, quienes no sólo me abrían las puertas de su corazón y su casa, sino lo que es tal vez más importante, compartían de una manera total y absoluta, la génesis de su conocimiento.
En efecto, la ceremonia, desde la preparación y limpieza de los hongos, hasta su "casamiento", rezos y purificaciones con copal; así como los extraordinarios cantos-rezos, rezos-cantos en lengua mazateca, (lo más extraordinario que he podido escuchar en toda mi vida) son la herencia milenaria de una civilización que no sólo no murió, sino que sigue viva y palpitante, recuperando espacios espirituales que la negación y la ignorancia les arrebato.
Cuando presenciaba el rito, estaba consciente que en esos momentos era parte de la esencia más viva y profunda de la TOLTECAYOTL, que estaba ante las mismas puertas del conocimiento milenario que creó una de las seis civilizaciones con origen autónomo más antiguas de este planeta. Que se repetiría de manera muy parecida un rito que debería tener miles de años de existencia. Fuente ancestral de lo insondable del ser humano y de lo inconmensurable del universo.Después de la ingestión de los diez pares de hongos, como por acuerdo se desencadeno una gran tormenta.
Estaba en una casita en la cima de una montaña de la sierra mazateca, abajo y a la lejanía quedaba el cuerpo de agua de la presa de Temascal.Los rezos-cantos en lengua mazateca de la chamana, su hija y su nieta, empezaron a envolver la habitación con una fuerza inaudita. Tres voces en principio que se convirtieron en seis y después en nueve, y así hasta escucharse un coro de voces que venían desde los milenarios tiempos de los Viejos Abuelos. Los hongos hacían que se "moviera el punto de encaje", pero los cantos orientaban el movimiento hacia el lugar que la chamana seleccionaba. Pero después de dos intentos fracasados por abrir las alas de la percepción, fue el verdadero chaman, Don Cornelio, quien hábilmente había pasado impecablemente desapercibido, quien nos salvó del desastre. Con su voz y energía ayudó a las mujeres para que el grupo levantara el milenario vuelo.
Sin alucinaciones, sin demonios, sin malestares físicos, llegamos ante la misma presencia del conocimiento. Una enorme y gigantesca ¡serpiente de cascabel!. Que no se movía ni se escuchaba, sólo se sentía. Inconmensurable y omnipresente. De manera demoledora la Serpiente inquirió nuestra presencia. La contestación no fue más que una exposición de los motivos de mi propia vida. Al término de mi discurso la Serpiente silenciosa me deshacía con su penetrante mirada de ojos de obsidiana y sólo sacaba su lengua de manera intermitente, como si estuviera analizando una a una mis palabras.
De pronto y como a manera de contestación, la Serpiente abrió sus inmensas fauces y contra mi aterrorizada voluntad, empecé a caminar lentamente hacia delante para introducirme en sus adentros. Como un cúmulo de conciencia indefensa fuimos deglutidos poco a poco y empezamos a penetrar en sus profundidades a través de extraños movimientos no controlados, por lo que quedaba de nuestra voluntad. Con una extraña e inexplicable sensación de infinito terror y al mismo tiempo de perturbadora emoción, como en una danza monótona y lenta llegamos hasta el fondo de la Serpiente, quien dijo que todo en la vida tenía un costo, para luego envolvernos en sus jugos gástricos, que nos deshacían para fundirnos en ella.
El dolor era increíble e intenso, pero extrañamente no me podía "entregar" a él, sintiéndolo nítidamente, a más dolor, más conciencia !!!. Los jugos de la Serpiente atacaban despiadadamente mi espina dorsal. Sentía como me deshacía y me fundía en la conciencia de la inmensa Serpiente de cascabel. Entendía que estaba pagando un costo muy alto por la experiencia.En lo más intenso del dolor, la Serpiente me dijo que yo sabía como detener el dolor. Busque en todos mis adentros y después de un tiempo me incorporé asumí la figura sedante de un jaguar que está en el Museo de Mitla y que, extrañamente siempre me ha obsesionado. Entonces el dolor cesó por completo, yo rugía de gozo victorioso. Entre más me sentía un jaguar, más fuerte y poderoso me tornaba.
Me perdí un buen tiempo en el extraordinario y maravilloso éxtasis del "poder", que se manifestaba en todo mi felino cuerpo y mi profunda conciencia. Como un jaguar saltaba elástico de un escenario mental a otro y cada uno lo tocaba con la absoluta y total profundidad; lo observaba, lo analizaba y lo comprendía y de inmediato pasaba a otro escenario. La capacidad de entender el mundo era más rápida que la luz y en un instante podía ir hasta el rincón más apartado del universo, "entender" y regresar.
Comprendí verdaderamente como los Viejos Abuelos habían penetrado en lo inconmensurable y habían podido mantener la frágil estabilidad del mundo de la razón. Por fin, la revelación llegó. El "poder" me instruyó de que el CONOCIMIENTO esta en las grecas y sus colores. Pasaron entonces por mi mente todas, absolutamente todas las grecas y sus maravillosos e hipnotizantes colores del México Antiguo.
Resonaba en todo mi ser, como una inmensa gruta, ¡EL CONOCIMIENTO Y EL PODER ESTAN EN LAS GRECAS¡. Una fuerza que estaba en todo mi ser, la habitación, la montaña y el mundo entero me dijo ...!EL ORIGEN DE TODO ESTA EN LA SERPIENTE DE CASCABEL, EN SU PIEL ESTA LA INFORMACIÓN¡.
El "poder" me dejaría regresar incólume, pero debía buscar cumplir con "la tarea encomendada". Cuando la hayas terminado regresa, sentencio la majestuosa Serpiente de cascabel.Después gocé por breves momentos la gracia de haber sido atendido por el "conocimiento". Mi cuerpo vibraba literalmente, había pasado la noche en una extraordinaria "Batalla de Poder". Me sentía extraordinariamente consciente, con una encendida y luminosa felicidad, que tenía no sólo mi mente, sino absolutamente todo mi cuerpo. Cada partícula diminuta de mi cuerpo que tiene conciencia y voluntad de conformar la totalidad de mi ser, estaban extraordinariamente contentos. Su gozo era la plenitud de haberse sentido vivos y conscientes, ante la impactante revelación ... tal vez por haber vivido individualmente el inconmensurable encuentro con la Serpiente.
Mi generoso amigo mazateco todavía me dio un regalo más y me invitó a salir de la casita. ¡Qué maravillosa experiencia¡, pasada la tormenta que nos acompaño a lo largo de toda la noche, el cielo estaba completamente nítido y despejado. En la inmensidad de la bóveda celeste estaba el más extraordinario firmamento que yo había visto en toda mi vida, ¡ni en Muchupichu fue así! La Vía Láctea parecía un ser vivo y consciente, como una inmensa y deslumbrante serpiente de colores en movimiento, que me decía adiós.
Comprendí entonces por qué los Viejos Abuelos habían sido cautivados por esté maravilloso espectáculo, propio sólo de dioses o seres conscientes. La contemplación comprometida con el misterio de la vida, de la bóveda celeste, desencadena necesariamente una experiencia espiritual. El uso de los alucinógenos, la noche y el firmamento dieron a estos intrépidos y extraordinarios hombres de conocimiento, a través de miles de años, la exacta percepción de la mecánica celeste, de ahí su calendario solar de 365 días, el lunar de 260 y el estelar de 52 años; eje de la civilización del México Antiguo.
Gracias a la nobleza y generosidad de la milenaria cultura mazateca y su gente, estuve nueve horas en el microcosmos de mis adentros y en un instante, con sólo salir y alzar la vista, con el macrocosmos. Tuve entonces la oportunidad de ir a lo profundo, a los orígenes de la milenaria civilización del Cen Anáhuac, ... a LA SERPIENTE EMPLUMADA
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