Las sociedades humanas, desde los civilizaciones más antiguas hasta la Revolución Industrial y la creación de los Estados Unidos, (con su democracia electorera, el desarrollo de las fuerzas del Mercado, el culto a la tecnología, la producción en serie y el consumo masificado a través de los medios masivos de des-información), siempre tuvieron como fin supremo de su desarrollo, “LA LIBERACIÓN DEL ESPÍRITU DE LA MATERIA”. Esto es, irse al cielo, al nirvana o a un estadio superior de conciencia. La vida material como medio para el desarrollo espiritual.
Las sociedades y sus pueblos, en todo el mundo, en todas las culturas y en todos los tiempos, iban a tropezones en la búsqueda del desarrollo espiritual. El ser humano se debate entre la Luz y la oscuridad. El don más importante del ser humano es la capacidad de desarrollar su CONCIENCIA y con ello, la posibilidad de poder ELEGIR, es de decir, de tomar decisiones. En ciclos concéntricos o excéntricos, se acercaban o se alejaban de este paradigma a base de sus decisiones.
Lo más importante para los dirigentes del mundo antiguo, fueran faraones, tlatuanis, kanes, reyes, emperadores, sultanes, etc. era en primer lugar, guiar a su pueblo por la senda de la vida honorable y la virtud espiritual; razón por la cual casi todas estas civilizaciones en su momento de esplendor, se asumían como predestinadas por los designios de Dios. Por consiguiente, los hombres que dirigían a estos pueblos, estaban muy apegados a la divinidad y en muchos casos, eran considerados como la expresión o voluntad misma de Dios en la Tierra. El objetivo supremo, tanto de los seres humanos como del Estado, era la trascendencia espiritual.
Los pueblos guiaban sus pasos a través de “LAS TRADICIONES Y COSTUMBRES” ancestrales, que era la suma de la experiencia y la sabiduría humana de cómo vivir con mayor armonía y bienestar. En efecto, lo que “es tradicional” es lo que ha funcionado a través del tiempo. Como la gente tenía como fin supremo el desarrollo espiritual y la trascendencia espiritual de su existencia, esto se lograba a través de las religiones, las normas ancestrales de convivencia y los valores que las sustentaban. En este devenir existencial, siempre han estado presentes las fuerzas gravitatorias que arrastran a la materia a los abismos oscuros de la estupidez humana, y también las fuerzas que elevan y trascienden luminosas, al Espíritu de su limitado espacio tempo-material, atrapado en la pequeñez y finitud del cuerpo humano.
En general el ánimo de hacerse del Poder, tanto en los seres humanos comunes como en los grandes dignatarios, estuvo sustentado “en otros valores”. Los Mercaderes nos han hecho creer que la locura frenética por “el tener” y “poseer” dinero y bienes, ha existido SIEMPRE en la historia de la humanidad, pero eso es falso. Este culto al dinero y al consumismo es producto de los cambios que “los mercaderes” han hecho de los valores a nivel planetario a través de, su cada vez mayor fuerza económica, política, militar y tecnológica, sobre los demás pueblos y culturas del mundo. La “MODERNIDAD Y EL PROGRESO”, es la piel de cordero con la que los lobos encubren su felonía contra la especie humana.
Pero el PODER no siempre se representó por el dinero y el consumo. Durante miles de años fueron otros los VALORES ESPIRITUALES, y un ejemplo dentro de la cultura occidental fue el poderoso rey Felipe II de España, cuando diseña y construye El Escorial, con el concepto de, “un palacio para Dios y una celda para el rey”. Y en el Anáhuac milenario, los Viejos Abuelos, creadores del maíz o del cero matemático, jamás inventaron la moneda.
En la historia de la humanidad (hasta la Revolución Industrial y la creación de Estados Unidos), "los conquistadores" basaban sus acciones guiados por el deseo de acrecentar su Poder, el territorio, los súbitos, los tesoros, las obras de arte o para extender el dominio de su religión. Más no tenían la visión "pragmática-economisista-monetarista" del culto al becerro de oro. En efecto, "los mercaderes" mueven el mundo del Poder a través del dinero, los mercados, la producción-consumo.
Los seres humanos del tercer milenio, hemos perdido “la memoria histórica de la humanidad en su conjunto”. NO SABEMOS CUÁL ES LA RAZÓN ÍNTIMA DE NUESTRA PROPIA EXISTENCIA y creemos que la razón de ser del Estado es la generación de la riqueza (CRECIMIENTO ECONÓMICO), razón por la cual el mundo está de cabeza.
La historia universal ha sido transquiversada y deformada, para que los humanos pensemos que “desde los tiempos más remotos”, los seres humanos veían el mundo y la vida de manera económica-consumista. Este es uno de los errores del “Materialismo Dialéctico”, al comparar a todos los pueblos del mundo con los procesos de desarrollo de Europa. Por ello, se nos ha hecho pensar que quien no ve el mundo desde ésta perspectiva, es primitivo, subdesarrollado, bárbaro. Pero esto no es verdad. Estamos viviendo tiempos OSCUROS, PERVERSOS y FALSARIOS.
Nunca antes en la historia los seres humanos habíamos vivido entre tanta injusticia, pobreza y hambruna. Nunca antes había existido entre los individuos tanto estrés, desesperanza y frustración; y no vaya a creer al amable lector, que es solo en los pueblos de países pobres y subdesarrollados. No, por supuesto que no. Esto se da mayoramente en los países más ricos y desarrollados, en donde la gente se suicida, se mete al mundo de las drogas, no quiere tener hijos y destruye la familia. El vacío existencial de la opulencia consumista es patético y feroz.
Es por ello que “la modernidad, el progreso y la felicidad” que propagan “los mercaderes” y que surge como proyecto abierto global, nace en 1776 con la creación del primer país del mundo.
Antes de E.U. no existían los países. Había reinos, imperios, federaciones, etc., más no países. El mundo empieza a perder el sentido espiritual de la existencia a partir de que “los mercaderes”, se hacen del poder y de los gobiernos, e inician la construcción de “SU NUEVO ORDEN MUNDIAL”.
El culto al dinero, la materia, la tecnología a través de “usar” a los pueblos bárbaros guerreros del Norte de Europa, surge desde la construcción del imperio carolingio y la llegada de “los mercaderes” a Europa a finales del primer milenio de la era, en plena Edad Media. En efecto, “los mercaderes” llegan de Bagdad invitados por Carlo Magno, toda vez que eran “descendientes de David” y con ello su imperio “tendría sangre divina”. Ahí está la Historia, solo hay que consultarla. Esta es la razón por la que la mayoría de las casas reales europeas están emparentadas.
El desarrollo espiritual será cambiado por el desarrollo económico, la religión por la ciencia, la tradición por la modernidad, los nobles y la nobleza por los políticos y la política, la liberación del Espíritu de la materia por la liberación de la energía de la materia. Inglaterra primero y después E.U. serán los defensores e implantadores, a sangre y fuego, de esta nueva visión del mundo y la vida. Sus cañoneras y sus portaviones irán por todos los mares del mundo, y con sus bayonetas “liberarán” a los pueblos de sus “milenarias autoridades, formas anticuadas de gobierno, sus vetustas religiones, decrépitas tradiciones, atrasados usos y retrogradas costumbres”, para llevarles la promesa de una vida feliz (como en Disneylandia) a través de la “modernidad” y la riqueza material, el progreso, el consumo, el uso de las nuevas tecnologías, la producción en serie, la mercadotecnia, la radio y la TV, el liberalismo económico y la globalización.
No es metáfora, el mundo se está acabando con la ideología y el poder de “Los mercadees”.
No solamente los individuos se están auto destruyendo en estas sociedades caníbales y suicidas. La falta de trabajo, la falta de oportunidades, el individualismo, la violencia, la enajenación por los medios, los vicios y las drogas como doble negocio, la manipulación de los valores y los paradigmas, están llevando al ser humano común a un permanente estado de estrés, frustración e insatisfacción existencial.
La familia se está desintegrado rápidamente en la medida que todo es dinero y consumo, los padres están hundidos en el pantano de trabajar todo el tiempo “para darles una vida mejor” a sus hijos, y éstos, están siendo EDUCADOS POR LA CALLE Y LOS MEDIO. Las instituciones están corrompidas desde sus entrañas, pues todo es dinero. La corrupción es el aceite con el que se mueve la maquinaria perversa de “los Mercaderes”. No es solo los gobiernos títeres impuestos por “los mercaderes”, son las iglesias, las escuelas, las asociaciones civiles, las artes, los deportes, todas y todo se mueve por dinero.
Pero el ejemplo más claro e irrefutable de que “el mundo se está destruyendo”, es la contaminación ambientad. En efecto, se podrá teorizar mucho sobre cuestiones “cualitativas” del mundo, como el que escribe lo ha hecho. Y todo puede ser muy cuestionado y llevado al plano de la relatividad y de los criterios personales... y hasta refutado. Pero en el aspecto “cuantitativo”, el planeta se está muriendo de verdad por la contaminación ambiental.
Desde que inició la Revolución Industrial comenzó la contaminación planetaria.
Aquí comenzó también la destrucción de la familia, al arrancar al hombre de la casa, el taller y el campo, para meterlo todo el día a una fábrica, una tienda o una mina. Al existir una “producción en serie”, se inició el consumismo como una acción concertada por los mercaderes a través, primero de la publicidad y después de la mercadotecnia. Hasta antes de la revolución industrial, los pueblos no tenían la necesidad extralógica de consumir, ni estaban atrapados en “las modas”.
Los índices de contaminación fueron creciendo progresivamente desde finales del S. XVIII, pero el aumento substancial se dio desde la década de los años ochentas del S. XX. En los últimos 25 años la Tierra ha entrado en una crisis ecológica y no es que ella, por ella misma, se haya “enfermado”. Los enfermos de la mente y el Espíritu somos los seres humanos y nuestra equivocada forma de vida, provocada por “los mercaderes” y su perversa voluntad de dominio y degeneración humana y planetaria. El problema más grande es que no queremos ver la realidad y entender el problema. Solo cerramos el corazón, apagamos la mente y prendemos la televisión.
1 comentario:
Estoy muy de acuerdo!!
la Tierra es un espíritu viviente que de a poco hemos ido destruyendo...
muy buen post!!
(llegué por google a tu imagen...de ahi que escriba en esta fecha!)
Saludos ecológicos!!!
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